Estas acuarelas son el resultado de horas de libertad absoluta. El medio, acuarela, agua y movimiento. Por supuesto sobre un papel paciente y extraordinariamente bello. Arches. Verdaderas mareas de color es lo que ha soportado con estoicismo este papel. Cada vez que hacía una acuarela le pedía perdón y cada vez que al secarse el diluvio el papel mostraba su piel de terciopelo, le daba las gracias.Cuando creo una imagen con esta técnica, necesito que mi hemisferio izquierdo cerebral no intervenga para nada. La razón y su control, me cortan alas. En esta exposición he volado. El que escribe ahora es mi hemisferio izquierdo, responsable del lenguaje escrito y verbal, pero no artístico. No tengo nada contra él, es el que me permite pensar racionalmente. Pero esta exposición es enteramente obra del derecho, que ha estado, sí, “encolorizado”, borracho de color, colocado hasta las trancas de azules, verdes y rojos puros, en un viaje del cual aún no se ha recuperado. Yo estaba allí, claro está, pero el que decidía como un poseso era él. Le cedo la autoría absoluta.